domingo, 4 de septiembre de 2011

Familia

Tres de mis mejores amigos están fuera del país. Uno de ellos haciendo su vida en el extranjero, los otros dos (espero) de manera temporal. Tal vez es bueno aclarar que mis amigos son mi familia. Por cosas de la vida, porque es así. Familia en todo el sentido de la palabra. En fin, a lo que creo que iba. Estas tres personas creo que me conocen mucho. Demasiado. A veces tanto como para saber cuando estoy mintiendo. Lo suficiente para saber cuando estoy diciendo la verdad.
Uno de ellos me mandó un correo este fin de semana. Fin de una semana complicada, con momentos extraordinarios intercalados con jalones de viejos fantasmas. Ni tan viejos la verdad, pero por mantener la propiedad y solemnidad del lenguaje dejémoslo así. Nos platicamos todo y nada, los dos somos expertos en esconder ciertas cosas a nuestra conveniencia. Pero los dos lo sabemos, entonces estamos jugando a lo mismo.
Me cuenta de su vida. Me cuenta que no nos busca mucho, porque recuerda, y por ende extraña, y al extrañar añora. Lo entiendo. Me da un breve pero extraordinario resumen sobre la persona que es en estos momentos, lo que siente, lo que piensa, lo que teme, lo que aún trae colgando. Y hablamos, last but not least, del corazón. De qué pasa ahí dentro.
Me reflejo en el. Sabe de lo que habla porque sabe querer, demasiado. No voy a entrar en detalles.
Leí el correo hoy, y me conmovió más que la primera vez. Porque me hizo recordar la normalidad que se encuentra en no ser normal. En no ser ordinario. Ni querer serlo. Me recordó la belleza intrínseca a explorarte, a retarte. A no conformarte. A luchar.
Me conmueve porque aún con habernos visto dos días en el último año, sabe quien soy. Y eso no es fácil. Y eso no se compra, eso no se simula, eso no se puede pretender. Porque no lo encuentras en todos. Porque te puedes brindar con todo lo que tienes, y aún quedarte en la orilla del conocimiento del otro. Por desinterés, puede ser. Porque el otro no puede. No se, ni lo sabré nunca.
Lo extraño mucho, extraño a mi familia.
Ojalá que, como siempre ha pasado, el tiempo no nos pase por encima, y retomemos todo a partir del último punto suspensivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario