domingo, 8 de agosto de 2010

Algo me pasa cuando la veo

Definitivamente hay algo mal aquí. Creo que me estoy transformando, estoy en metamorfosis. Cualquier parecido con una larva es, en estos momentos, justificado. ¿De dónde salió este sentimiento, esta necesidad, esta felicidad, estos nervios de quinceañera? Puedo asegurar, jurar sobre la tumba de Morrison que yo no quería. Yo no lo invité. ¿Para que arruinar la completa libertad que te da, digamos, la completa libertad?
En verdad no lo entiendo. Los sonidos de violines me parecen intrigantes, siento escalofríos con la más simple de las melodías de un piano, noto cuando el sol brilla más que antes...escucho 'Don't go breaking my heart' y simpatizo con RuPaul...¿qué coños? La verdad esta transformación me tomó por sorpresa....digamos que la última vez que sentí esto el mundo era diferente. El Chicharito jugaba en las inferiores. BB era basquetbol, no un aparato idiotizante. No había espurios ni guerras en México. Well, you get the point.
Pasó el tiempo y me acostumbré demasiado a ser libre. Ahondaré en el 'demasiado'. Crecí y maduré (más o menos) pensando que mi misión última era no responderle a nadie. Ni a nada. Lo que en términos literarios sería un lobo estepario. Pasé mucho tiempo en mi infancia y adolescencia temprana haciéndole la vida más fácil a los demás. Siendo el conciliador. Siendo fiel, sumiso aún. 'No más'. Me lo dije y me convencí. Nunca más. Y entonces empezó el distanciamiento. Empezamos por lo más 'fácil': la familia. Después de los amigos del pasado reciente (en esos momentos). Después de cualquier responsabilidad hacia alguien que no fuera yo. Tal vez en algún momento me distancie a propósito de ti.
El objetivo, en retrospectiva, era el no sentir. La ecuación la conocemos todos: sentir + que te importe + ser vulnerable + pensar siempre por dos + la vida es una hijadeputacruel = salgo lastimado y con el corazón roto. "¿Quién en su sano juicio quiere eso?" pensaba repetidamente. No estaba convencido de que valiera la pena. No le veía el caso. No era para mí. Siempre dejé un poco abierta la ventana, pero cada vez la cerraba más y más.
¿Boicot interno? Claro. ¿Miedo recalcitrante? You betcha. ¿Soledad? A momentos, sí.
Y debo de confesar que fue increíble. Logré mucho que antes pensaba imposible. Me llegué a conocer más de lo que esperaba. Y no estuve físicamente solo. Mientras adentro yo estaba en otro lado, logré tener a muchas personas muy cerca. "Me saqué la chingada lotería". Pues no tanto. Lastimé, jodí, confundí, hice llorar. Algunas veces lloré yo. Algunas otras tu. Nunca llegué a conocerte más allá de los mommy issues de cajón y de tu miedo a volar. Nunca permití que te acercaras ni tantito a mi relleno jugoso y tenebroso (rima sin querer). No pudiste rasguñar la coraza. La misma creció de manera exponencial.
Pero como en todo hay un 'pero', ahí te va el mío. Algo me pasa cuando la veo. Algo conocido y extraño y nuevo al mismo tiempo. Algo demasiado real para pensar que lo imagino. Algo que nubla mi buen juicio como una Perla Negra con el estómago vacío. Algo que se parece a algo que ya sentí pero que no es precisamente lo mismo. Algo que me hace sentir cómodo. Algo que me aterra, como no tienes idea. Algo que parece que podría abrir la ventana. Algo que no quiero dejar ir. Algo que no quiero que sea fugaz. Algo que se tendrá que acomodar entre planes, sueños, porblemáticas, malentendidos, discusiones, confesiones, puntos casi de quiebra. Algo que tendrá que sacar a sociedad al lobo estepario. Algo que, en el fondo, estuve esperando mucho tiempo.
Algo que, más pronto que tarde, se podrá decir y no susurrar.